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Catalunya refuerza la atención comunitaria a la salud mental con 150 profesionales hasta 2022

مارس 31, 2025

Estos espacios comunitarios son necesarios para garantizar que las personas, y en especial las mujeres, con diagnóstico de trastorno mental puedan ejercer sus derechos y su autonomía fundamentales. Deben organizarse propuestas desde el interés de las propias participantes, en espacios abiertos y flexibles de ciudadanía donde el diagnóstico no condicione los lazos comunitarios, con funciones profesionales que acompañen, sostengan y faciliten sin invadir ni imponer. Queda el reto de promocionar estas prácticas visibilizándolas para conocer sus efectos, no solo en sus participantes, sino también en la propia comunidad.

Rehabilitación Psicosocial: el pilar del Modelo Comunitario

Contraria a los modelos tradicionales imperantes de la psiquiatría y psicología clínica, los cuales apuestan por el estudio y tratamiento de la enfermedad, la propuesta integral de SMC inicia su estudio a partir de la salud, su promoción y protección, desde una metodología investigativa y de participación comunitaria (9). Con la Reforma Psiquiátrica (1985) y la LGS (1986), las personas con algún trastorno mental vieron cómo sus necesidades se ajustaban algo más a las del conjunto de la población general, como por ejemplo la necesidad de recibir una educación, de trabajar, de acceder a una vivienda digna, de relacionarse, de ocupar el tiempo libre y, por supuesto, de recibir tratamiento adecuado, incluyendo el rehabilitador11, 38. Con la transición a una nueva era de práctica basada en la evidencia y la responsabilidad moral16, las intervenciones implementadas tuvieron éxito gracias a la intersectorialidad enfocada en la mejora del bienestar y la calidad de vida de las personas usuarias, mediante una atención integral, integrada e integradora38, 39, dejando de lado las medidas obligatorias y la hegemonía profesional. A pesar de que estas medidas fueron bien acogidas por las partes interesadas, persiste una fuerte resistencia a la inclusión de abordajes comunitarios en la atención de las personas con problemas de salud mental y sus familias, y a la implementación de una atención y unos cuidados integrados de enfoque salutogénico3.

Structural aspects of the programme

La Psicología Comunitaria se centra en cuestiones que demandan o exigen cambios en el ambiente y/o en la estructura social. El presente volumen atiende fundamentalmente a un amplio conjunto de factores psicosociales que contribuyen a facilitar dichos cambios. El Capítulo primero describe, precisamente, dos orientaciones teóricas en torno a las que se ha organizado el trabajo de los psicólogos comunitarios en los últimos tiempos. Proporcionan un primer acercamiento a la comprensión de la Psicología Comunitaria y expresan la forma en que esta disciplina ha abordado las necesidades de cambio social. El "Empowerment", un concepto que ha adquirido notoriedad recientemente (traducido como empoderamiento, y también en ocasiones, como capacitación o potenciación), presenta una notable complejidad y opera a distintos niveles que van del individual al comunitario, pasando por el grupal y el organizacional, niveles que, además, están interconectados entre sí. Todo ello se analiza en el Capítulo segundo, si bien, por tratarse de un concepto que apunta a cuestiones transversales, aparecerá con frecuencia en otros capítulos del volumen.

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Por otro lado, indican que los hechos que llevan a la gente a enfermar no afectan sólo a una persona o algunas personas, sino que operan potencialmente sobre toda una comunidad, así mismo, éstos no se generan, ni se expanden poblacionalmente en un grupo, familia o espacio individual, sino que se producen y se extienden en toda la colectividad y, más aun, en toda una sociedad. De esta manera, al abordar la salud como un problema colectivo, se comprende que es necesario plantearse una noción interpretativa que permita trascender la visión lineal y reduccionista de la salud como un efecto mórbido de causas aisladas, lo que deviene como resultado en la necesidad de comprender la salud en su complejidad (14). Otro avance significativo en este proceso lo constituyen el Plan Estratégico Nacional y el Modelo de Atención en Salud Mental 2015–2017, que plantean sustituir el modelo de atención en hospital por el modelo de atención comunitaria. Para ello se promueve el desarrollo de los servicios de APS y la coordinación entre estos centros y el segundo nivel de atención, facilitando el proceso de desinstitucionalización (3).

Catorce estaban en tratamiento farmacológico por diagnósticos relacionados con trastornos del estado del ánimo. En el estudio participaron 16 mujeres con edades comprendidas entre 42 y 69 años con una media de 54,4 años. En relación con el nivel de estudios, siete tenían estudios secundarios, seis estudios primarios y tres universitarios. Respecto a la actividad laboral, seis se encontraban en situación de desempleo, cinco en incapacidad laboral, dos jubiladas y tres en actividad laboral. Cinco de las participantes percibían prestaciones económicas por incapacidad, tres prestaciones por desempleo, dos rentas mínimas de inserción, dos con prestación por jubilación y tres percibían sueldo laboral. Este trabajo se encuadra dentro de nuestra investigacion sobre semejanzas y diferencias en el accionar clinico de residentes y concurrentes psicologos y medicos en salud mental de la Ciudad de Buenos Aires.

  • Se pasa luego a mostrar cómo se aplica al barrio urbano, un contexto comunitario clave en la sociedad contemporánea.
  • Se basa en la creencia fundamental de que las personas son más que sus diagnósticos y que la recuperación es posible.
  • Una cuestión afín, la violencia de género, se analiza en el Capítulo sexto, con atención preferente al ámbito familiar y a la relación de pareja.
  • Programa de colaboración con el Servicio de Anestesiología para proporcionar atención integral y multidisciplinar al paciente con dolor no oncológico un día a la semana en la Unidad del Dolor.

En la segunda parte se presenta, como ejemplo, el grupo de mujeres de Radio Nikosia, narrado en primera persona por las propias participantes. Los aspectos destacados del grupo son su horizontalidad, flexibilidad y autoorganización en un espacio fuera del sistema sanitario donde es posible expresarse sin miedo a ser juzgadas. También se plantean acciones políticas por los propios derechos de las mujeres, como la participación en medios de comunicación, convocatorias apoyo emocional personas vulnerables feministas, formaciones y charlas. Los retos son visibilizarlas, sistematizarlas y poder valorar el impacto que tienen en la salud de las personas y la comunidad. La salud mental comunitaria abarca un conjunto de prácticas y conceptos que permiten abordar la salud mental dentro de un contexto social y comunitario.

Si bien son todavía pocas las universidades que ofrecen formación de grado y posgrado en SMC y APS, es preciso destacar que no faltan iniciativas y proyectos en marcha para implementar lo que el espíritu de Alma-Ata nos dejó en herencia. Es un dispositivo de intervención comunitaria dirigido a pacientes con trastornos mentales severos (TMS), con escasa vinculación al tratamiento y a la red asistencial y con problemática social i/o familiar. Centra su actividad en la atención directa al usuario y la coordinación entre los servicios que atienden a través del coordinador del Plan individualizado (CPI). El objetivo es mejorar los recursos personales del paciente, su calidad de vida, adherirlo al tratamiento y disminuir los ingresos hospitalarios. Todos estos elementos, junto con la significación sociológica, clínica y epidemiológica de los problemas de salud mental, demandan cambios culturales de los profesionales de la APS. Sobre todo, exige incrementar su sensibilidad para el trabajo en las dimensiones psicológica y social, así como sus competencias para la promoción la prevención, el diagnóstico y tratamiento de los problemas prevalentes de salud mental.

Estrategias para la implementación eficaz de la salud mental comunitaria

La importancia de esta modalidad radica en su capacidad para ofrecer respuestas concretas y accesibles, atendiendo no solo el individuo, sino también el entorno social en el que se encuentra. Muchos planes de salud mental recogen como principio básico la participación de las personas diagnosticadas tanto en los espacios sociales de decisión como en la vida cotidiana4,5. Sin embargo, desde los movimientos que luchan por estos derechos se denuncia que esta participación resulta poco efectiva, más simbólica que generadora de autonomía2,5. Además, muchas de las estrategias efectivas de participación comunitaria no han surgido desde estos planes, sino desde los movimientos sociales de base que se han apropiado de los espacios de representación. Para integrar el modelo comunitario de atención a la salud mental es importante asegurar, desde un punto de vista coste-efectivo, la implementación de una atención y unos cuidados integrados de enfoque salutogénico con inversiones en servicios comunitarios de acuerdo con los objetivos de la política y de los planes. Contiene 7 módulos que se realizan siempre con supervisión de un psicólogo clínico o enfermera especialista en salud mental, en forma de visitas telefónicas al usuario/a.

Este abordaje buscaría mantener una mirada interseccional que incorpore ejes de desigualdad/opresión entendiendo que afectan de manera diferente y desigual a cada persona según su realidad17. Además, se identificarían los problemas de salud mental y las necesidades de la población para abordarlos de manera intersectorial, contando con la participación de las personas afectadas desde el inicio como iguales. Diez años más tarde, el Comité de Seguimiento y Evaluación de la Estrategia en Salud Mental del SNS13 identificó una serie de buenas prácticas alcanzadas relacionadas con la mejora en la cobertura sanitaria, la digitalización de la historia clínica, los planes individualizados de atención y el tratamiento asertivo comunitario14. Por el contrario, evidenció que solo la mitad de las intervenciones propuestas en las líneas estratégicas y en los objetivos de los planes de salud mental de las comunidades autónomas (tabla 1) habían sido ejecutadas, y que fueron pocas las que se examinaron o valoraron. También denunció la escasa participación social, considerada un factor dinamizador fundamental para la visibilidad social de la transformación asistencial8, así como la ausencia de una perspectiva de salud pública, una mala gestión y una ralentización del desarrollo de los servicios comunitarios. En este sentido, la IAP es uno de los recursos más importantes del modelo de salud mental comunitaria, en tanto involucra a todos los sujetos como protagonistas en la producción de conocimientos apropiados para la transformación de su realidad.

Los CSMIJ prestan servicios de atención especializada y de soporte a la atención primaria a pacientes menores de 18 años. Su misión es prevenir y atender -de manera personalizada, eficaz y efectiva, a través del diagnóstico, la orientación y el tratamiento y seguimiento- los niños y adolescentes que presentan o están en riesgo de desarrollar trastornos mentales, del comportamiento y/o con conductas adictivas. Las personas técnicas en acompañamiento y apoyo mutuo son personas que tienen o han tenido problemas de salud mental y que están formadas para apoyar a otras personas en proceso de recuperación.

Acorde a la bibliografía revisada, encontramos que existe la necesidad de tener en cuenta las características psicosociales y socioculturales de las mujeres y las necesidades específicas derivadas de éstas. Por este motivo, el presente estudio cualitativo se realizó con el objetivo de comprender las experiencias de un grupo de mujeres consumidoras de drogas a lo largo del tratamiento ambulatorio de las drogodependencias. Por lo tanto, a partir de la visión de las mujeres consumidoras de drogas, este estudio puso énfasis en repensar y reflexionar sobre elementos claves para una reorganización sanitaria y recursos comunitarios para una intervención más especializada y efectiva.

Definición y fundamentos de la salud mental comunitaria

Reconoce que cada individuo tiene habilidades y talentos únicos que pueden ser aprovechados para alcanzar una vida satisfactoria. Contempla un conjunto de acciones psicológicas educativas, ocupacionales y sociales desarrolladas por profesionales integrados en un equipo interdisciplinar (psicólogo, educador social, diplomado en trabajo social, terapeuta ocupacional e integrador social). En definitiva, las mujeres hacían propuestas para ampliar apoyos y espacios para compartir y vincularse, sintiéndose “parte de” y “útil para” (sentido vital). A Martín Correa-Urquiza, Fabiana Rossarola, Jon Barrena, Paula García y el maravilloso colectivo nikosiano. Es decir, es "más fácil modificar positivamente estos factores mediante intervenciones comunitarias que mediante intervenciones individuales", ha sostenido el director del CAP La Florida.

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